jueves, 2 de junio de 2022

Excursión a Soria

Desde el departamento de Lengua y Literatura se organizó un viaje a la pequeña localidad de Soria, en la comunidad de Castilla León. Parece mentira que un lugar que tenemos prácticamente al lado de casa nos resulte tan desconocido, incluyendo también la historia que posee.


Comenzamos saliendo de Tauste a las ocho y media de la mañana, el 27 de mayo de esta pasada semana. Nos subimos en el autobús y marchamos hacia Soria. El trayecto duró alrededor de una hora y media, pero se hizo bastante ameno.


Nuestra visita empezó de la mano de Isabel, antigua profesora de Historia del IES. Desde aquí le damos las gracias por la implicación en esta excursión.


En primer lugar almorzamos en un parque al lado de un hotel, situado muy cerca del Mirón, sitio que visitamos posterior a este descanso. En este mirador pudimos observar toda la ciudad de Soria y, aparte de las vistas, pudimos conocer un poco acerca de la historia del escritor Antonio Machado (principal motivo de la ruta) y su relación con este lugar.



Antonio Machado se casó el 30 de julio de 1909 con Leonor Izquierdo a la edad de 34 años, cuando ella tenía apenas quince años de edad. Viven juntos momentos maravillosos pero, desgraciadamente, Leonor enferma gravemente a los tres años de este enlace matrimonial. La pareja regresa a Soria y alquila una pequeña casa al lado del mirador que hemos nombrado anteriormente, para que la joven pueda respirar aire fresco y limpio.


Desde el paso de Antonio y su mujer Leonor, este sitio ha sido uno de los más visitados en esta ciudad, ya que podemos decir que hemos seguido los pasos de un escritor, como es en este caso Machado.


Tras nuestro agradable paseo por el mirador, visitamos la iglesia de Santo Domingo, cuya arquitectura románica no nos decepcionó, e incluso pudimos observar el interior de esta.


Seguimos con nuestro curso sobre Soria, y tuvimos el privilegio de curiosear por la calle del Collado (donde Machado residió por primera vez en la ciudad), y por otras calles conocidas.

Por un momento, estuvimos en la piel de Antonio Machado y su esposa Leonor, en 1910, paseando por las envolventes calles de Soria.


Por supuesto, también estuvimos en el instituto en el que impartió clases Machado, como profesor de Francés. Al parecer, él tan solo tenía unos cuantos alumnos, pero les enseñaba con gran ilusión (y ellos superaban la asignatura sin ninguna dificultad). Aunque no pudimos visitar por dentro el instituto, disfrutamos de la historia y pudimos ver dos estatuas en honor a Machado.


De camino al cementerio soriano, pasamos por la Iglesia de San Juan de Rabanera, y como en gran parte de la visita guiada, Isabel nos contó la historia del monumento, que era interesante a pesar de no estar relacionada con los poetas que habíamos estudiado, y nos ayudó a imaginar a uno de estos paseando por allí.


Finalmente llegamos al cementerio de Soria, donde inicialmente nos paramos a observar el olmo centenario, el famoso olmo en el que se inspiró Antonio Machado para escribir “A un olmo seco”. Disfrutamos escuchando el poema recitado por una compañera, y de nuevo, nos encontramos en la piel de este poeta de la generación del 98, quien más de cien años atrás, escribió este poema expresando el rayo de luz de esperanza que sale de entre las penas en los momentos más duros.


Tras este maravilloso momento, entramos al cementerio a visitar la tumba de Leonor Izquierdo, y por supuesto, le dejamos unas flores de parte del IES Río Arba. Como en varios momentos de la excursión, allí también recitamos un poema de Machado, uno de los muchos que le dedicó a su mujer tras fallecer.


Al tiempo de haber comido, emprendimos nuestra caminata hacia San Juan de Duero, y por el camino pasamos por la iglesia de Santa María la Mayor, donde Antonio y Leonor contrajeron matrimonio, y donde algunos de nosotros nos hicimos fotos con la estatua de Leonor vestida de novia.


Llegamos a San Juan de Duero, a las orillas del río Duero, y a los pies del Monte de las Ánimas, donde Bécquer se inspiró para escribir algunas leyendas. Allí pudimos disfrutar de un agradable ambiente, y de unos preciosos capiteles.

Entonces concluimos nuestra visita paseando, al igual que Bécquer y Machado, por “la ribera del río Duero, entre San Polo y San Saturio…”- (A.M.)


Pasamos por debajo del monasterio de San Polo de los Templarios, intentando encontrar la inspiración que conseguían los poetas paseando por allí, cosa que no fue muy difícil gracias al precioso paisaje que nos rodeaba.


Y por último terminamos en la ermita de San Saturio, donde tuvimos el placer de escuchar la historia de una iglesia situada encima de una cueva, y la leyenda que se escondía detrás, contada por Isabel. La belleza del lugar hizo de él el lugar favorito de algunos de nosotros.




Creo que ambas podemos hablar por todos nuestros compañeros, cuando decimos que fue una visita cuanto menos agradable, relajante y gratificante.


Realizado por Cecilia Betoré Murillo y Luna Sebastián Sánchez, alumnas de 4º B.



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